#CIAThaciadelante
Visiones de la sostenibilidad alimentaria futura
Jennifer Twyman, Líder de Investigación en Género
“Únicamente podemos empezar a cambiar las normas de género si somos conscientes de ellas”
Creando más oportunidades para mujeres y hombres
En mi primer viaje a Kenia occidental en 2005, visité un pequeño orfanato donde me sorprendió lo limitadas que eran las oportunidades para los niños. Eso me enseñó que las oportunidades no están distribuidas equitativamente: algunas personas tienen opciones, otras no. Quise entonces aprender acerca de los procesos que crean estos resultados dispares, para descubrir formas de reducir las desigualdades y crear oportunidades para aquellos cuyas opciones son limitadas.
Como investigadora de género, a menudo me pregunto qué es lo que realmente queremos lograr cuando hablamos sobre conceptos como “equidad de género”, “igualdad de género” y “empoderamiento de la mujer”. “¿Cómo sería el éxito?” Creo que todas las personas deberían tener oportunidades y opciones para ganarse la vida; recibir una educación y tener acceso a servicios médicos, alimentos nutritivos, aire limpio y agua y suelos libres de contaminación.
El CIAT ha estado trabajando para enfrentar esta clase de problemáticas sociales durante años. En la actualidad, la investigación sobre género en el CIAT incluye la identificación de los aportes de la mujer a la agricultura y la economía rural. Los sistemas agrícolas – como todos los sistemas económicos – dependen no solamente de las actividades productivas como la siembra de alimentos, sino también de las ocupaciones dentro del hogar. Cuidar de los niños, las personas mayores o enfermas, cocinar, limpiar y lavar, todas ellas son actividades que a menudo pasan desapercibidas – tal vez porque generalmente no tienen un valor económico tangible. Sin embargo, no puede haber producción de alimentos sin que toda esta labor vital suceda tras bambalinas.
También es importante el trabajo constante para establecer programas y políticas “incluyentes en materia de género” que reflejen las necesidades y preferencias de hombres y mujeres. Estos esfuerzos pueden contribuir a variedades de cultivos y prácticas de manejo agrícola más efectivas para, por ejemplo, responder ante el cambio climático.
Este tipo de investigación es vital para crear oportunidades más equitativas y mejorar el desarrollo rural. En lo sucesivo, necesitamos además entender mejor las normas sociales que influyen en lo que deberían hacer los hombres y las mujeres de distintos grupos sociales (etnia, raza, edad, clase, etc.). Algunas veces estas normas están tan arraigadas que creemos que limitan lo que las mujeres y los hombres realmente son capaces de hacer. Reconocer cómo estas normas afectan nuestras acciones, y el impacto de nuestra investigación, es un primer paso crucial para lograr un impacto real en la vida de las personas. Únicamente podemos empezar a cambiar las normas de género si somos conscientes de ellas.
Es por eso que la investigación en género no se trata solamente de las mujeres. También se trata de los hombres. Y, quizás lo más importante, se trata de reconocer las necesidades, preferencias y retos de los diferentes grupos de mujeres y hombres.
Luego, ¿cómo podemos lograr esto? En primer lugar, debemos continuar trabajando directamente con las comunidades rurales, escuchando lo que necesitan y desean los diferentes grupos de mujeres y hombres; entendiendo sus propias visiones del futuro. Allí podemos entonces brindar información e investigación mejor alineada con su manera de pensar.
Específicamente, como investigadores agrícolas, podemos brindar a mujeres y hombres de todas las edades, etnias y razas, información, tecnologías, innovaciones y caminos que les abran la oportunidad de una mejor vida.
Si podemos realizar más trabajo como este, podríamos entonces descubrir que las generaciones presentes y futuras tienen muchas más opciones de vivir la vida que desean.